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La trampa generada por la crisis Río Dajabón

         Fuente externa 


Periodista Pablo Alfonso Reyes

 

La crisis generada por la decisión de un grupo privado haitiano dirigida a desviar el curso natural del río Dajabón (RD) y Masacre (Haití) plantea varios escenarios posibles en medio de la presente coyuntura política-económica no solo para el gobierno sino para todos los dominicanos. Abordaremos en esta oportunidad, uno de esos posibilidades escenarios.

El gobierno debe enfrentar con mucho tacto la presente situación, apegado al marco legal internacional del 29 de Enero de 1929 y la ratificación de ambos países en 1936, en razón de que grupos externos no desaprovecharán el más mínimo error que pudiera cometer el gobierno dominicano para justificar cualquier acción del cuasi gobierno haitiano.


De entrada, ya los haitianos están en falta al desviar el curso del río, en razón de lo que establece el referido tratado y la ratificación antes dicha. Entonces, si ya Haití está en falta grave con la referida iniciativa, el Gobierno Dominicano no debe caer en el mismo error al anunciar la construcción de una represa en territorio dominicano. Es así, porque el referido Tratado pone a los dos países en igualdad de condiciones, en razón de que el río debe fluir sus aguas sin alteración humana por parte de los firmantes del tratado internacional fronterizo.


Si el conflicto cobra mayores dimensiones y se decide llevarlo a un debate internacional, mediante el recurso del arbitraje, la decisión final del árbitro sería que ninguno de los dos países tendría razón porque ambos están en falta, sin importar quién inició primero los trabajos sobre el río fuera del marco legal que reglamenta las aguas de éste mediante el referido tratado.

En medio de un escenario planteado de ese modo, el cual pudiera darse, es muy poco lo que puede hacer un arbitraje internacional imparcial, por lo que la conclusión final sería un arreglo entre las partes. Pero resulta que el vecino Haití en la actualidad carece de un interlocutor legal válido porque las autoridades actuales se encuentran en un marco de ilegitimidad, lo cual dificulta el arreglo posible. Es decir, ante el desorden que prevalece en todas las instituciones de ese país, razón por la que no hay forma alguna mediante la cual se pudiera llegar a un acuerdo que tenga algún nivel de garantía posible.


La situación es más preocupante para la República Dominicana que para el vecino país, porque los haitianos están ya acostumbrados a vivir en medio del caos, donde nada está seguro, solo los intereses de una clase que siempre se ha aprovechado de ese comportamiento caótico.

El primer ministro haitiano que funge como presidente de Haití desde que fue asesinado el presidente, hizo una declaración que desvela el caos que vive ese país, al decir que el gobierno no puede hacer nada respecto al desvío del río porque se trata de una iniciativa del sector privado de su país. Pero resulta que el gobierno haitiano no puede sustraerse de una responsabilidad internacional como es el Tratado Fronterizo al que ya hemos hecho referencia.


La declaración pública del ministro haitiano respecto al desvío retrata de cuerpo presente que no habrá una solución ajustada a la circunstancia y mucho menos definitiva, de extrema importancia para la República Dominicana que es el país más perjudicado de la actual crisis bilateral.

 

 

 

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